Los cabos de amarre y fondeo son fundamentales para cualquier embarcación, ya que permiten realizar dos de las maniobras más básicas del mundo de la navegación. Son cabos náuticos preferiblemente torcidos en 3 o 4 cordones, ya que esta confección es perfecta para que se estiren, vuelvan a recuperarse y amortigüen eficazmente los golpes. Los cabos trenzados, en cambio, ceden menos, y por ello son más utilizados en las maniobras del velamen.
Como su propio nombre indica, estas sogas se utilizan en dos maniobras náuticas que todo patrón conoce perfectamente: el fondeo y el amarre.
El fondeo consiste en amarrar nuestro navío al fondo del mar por medio de un ancla. Para muchas de las personas que están empezando a navegar, el fondeo es una maniobra que genera dudas, ya que puede no estar claro cuándo el ancla se ha fijado realmente al fondo marino. Pero con un ancla adecuada por peso y dimensiones y un cabo de fondeo lo suficientemente largo, no deberíamos tener ningún problema.
Debe tenerse en cuenta que el fondeo en los fondos marinos arenosos o con fango, ya que permiten que el ancla se clave con mayor facilidad y se genera cierto efecto de succión que aumenta la fuerza del agarre. En las cartas náuticas suelen venir indicados los mejores lugares para echar anclas, así como otros en los que esta maniobra está prohibida por existir algún tipo de instalación submarina que podría dañarse con el ancla.
Cuando el ancla al final de nuestro cabo de fondeo no ha quedado bien enganchada al lecho, se produce lo que en náutica se conoce como garreo, que es el arrastre del ancla por el fondo.
La maniobra de amarre, por su parte, hace referencia al momento de asegurar el barco cuando llegamos a puerto y queremos atracar. El cabo de amarre se tiende desde las cornamusas del barco -salientes de metal que sirven precisamente para anudar sogas- hasta las del pantalán del puerto, ajustando bien la longitud para que la embarcación quede firme y no se separe de aquel.
El número de cabos de amarre que se utilicen en la maniobra dependerá del tamaño del barco, el viento y las condiciones del mar. Cuanto más viento sople y más fuerte sea la corriente, más cabos de amarre deberemos utilizar.
Debemos tener en cuenta que hay diferentes cabos de amarre, aunque no todos ellos se utilizan de forma obligatoria. Entre los que pueden o no usarse, según las circunstancias, encontramos los largos, los springs, los traveses y las coderas.
Siendo estas dos, como decíamos, maniobras realmente básicas -aunque no siempre sencillas- en el mundo de la navegación, es fácil entender por qué los cabos de amarre y fondeo son tan importantes, Sin ellos, sencillamente no podríamos detener ni fijar nuestra embarcación a ningún sitio, y esta quedaría a la deriva.
A los cabos utilizados en estas maniobras también se los llama estachas, un nombre general para cualquier soga utilizada en atraques y fondeos, así como en remolques.

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